La comunicación del niño con los adultos:
El niño desde que nace vive en un medio social y su desarrollo depende de las condiciones socio históricas concretas que lo rodean. Los adultos, conscientes o no de la dirección del proceso del desarrollo, orientan las relaciones del niño con el medio.
En la edad temprana ocurre una intensa apropiación de las relaciones sociales y de las acciones con los objetos. A través de la comunicación y de la colaboración con el adulto, el niño adquiere el conocimiento y se orienta en la realidad, así como domina las primeras formas de conductas sociales propias del hombre.
La comunicación del niño con el adulto tiene un contenido humano, diferente a las interacciones naturales que se dan entre los animales. Las formas, los motivos y los medios de la comunicación dependen del carácter social y activo que presente este proceso en el niño.
Según las investigaciones realizadas por M.I. Lisana(1979) y M.Y. Kistiakovskaia (1970) el niño en los primero días de nacido no demuestra la necesidad de comunicarse con las personas que lo rodean, hacia el final del primer mes surgen algunos componentes que indican esta necesidad y a los dos meses ya es un proceso dirigido al adulto que tiene rasgos propios de la comunicación.
La necesidad de comunicación surge en el niño como un resultado de las influencias de los adultos, Al nacer el niño satisface sus necesidades primarias a través del adulto, pero él no dirige ninguna señal a alguna persona en particular. Desde que el niño nace, el adulto se dirige a él como una persona, cualquier manifestación que expresa el niño es interpretada por la madre. El adulto comienza a comunicarse con el niño cuando éste, aún, no es capaz de hacerlo.
Es precisamente esta iniciativa anticipada del adulto la que crea en el niño ñla necesidad de comunicación.
Si el adulto sólo interviene en la actividad objetal a través de una simple, las interrelaciones sociales del niño con los adultos son menos -frecuentes, variadas y la orientación en la tarea se dirige más hacia el objeto y la actividad que hacia la persona y la comunicación. La necesidad de la comunicación con el adulto no se manifiesta tan criticamente como cuando los niños realizan la actividad bajo la presencia del adulto y sin su participación; no obstante, la misma se hace evidente cuando los niños al imitar la acción del adulto, buscan la colaboración y la aprobación de éste en la actividad. La riqueza de la comunicación vincula a la actividad objetal se pone de manifiesto cuando el adulto influye en la actividad del niño a través de la demostración práctica acompañada del componente personal de la comunicación.
El déficit de la influencia del adulto en la actividad objetual conlleva, en los niños, igualmente un déficit de las manipulaciones con los objetos, la falta de motivación, distracción y desorientación en la actividad. La intervención del adulto en la actividad mediante la demostración práctica de la acción logra que los niños observen e imiten las acciones del adulto, pero al no estar presente el componente personal de la comunicación, enriquecen con las acciones demostradas por el adulto.